Desde que tenemos los smartphones para hacer nuestra vida más fácil lo único que leemos y escuchamos a la gente decir es cómo estos traen beneficios, cómo mejoran tu vida y ayudan a realizar tus tareas diarias. Pero todos sabemos que existe un lado bueno y un lado malo para casi todo en la vida, y los smartphones definitivamente NO son la excepción.
Hace tiempo ya venimos escuchando cómo la gente se ha vuelto adicta a los smartphones y que no pueden pasar un minuto sin revisar si tienen algún mensaje o notificación nueva. Pienso que todos pasamos por esta etapa al prinicipio, «la fiebre del smartphone» pero al pregunta es, ¿cuando superamos esto? Si es que lo superamos del todo.
Cuando los BlackBerry se volvieron una moda aquí y en todo el mundo, era muy común salir a la calle y ver personas caminando mientras chateaban por el BBM, o cenando con familiares y amigos y ver el 80% de las personas, si no todas, pegadas al celular mientras nadie hablaba. Pasamos de compartir con las personas que tenemos cerca a compartir con el mundo virtual.
Esto no ha cambiado mucho ahora que los usuarios prefieron iPhone o Android, quizás haya disminuido un poco pero no lo suficiente para que se note.
Ahora vemos como las personas han abusado de tener una mejor cámara disponible y toman fotos a casi todo lo que encuentren, las suben a Instagram y otras redes sociales y ahí comienza lo que yo llamo el spam de las redes sociales, pero esto es otro tema que ya elaboraremos.
Sean honestos, ¿cuantos de ustedes se despiertan por la mañana y lo primero que hacen es revisar su celular? Yo me declaro culpable. Quizás no lo hago todos los días, pero lo hago. Eso, señores, es adicción y todos somos culpables. El que diga que no es cierto no solo se deja controlar por su smartphone, también miente por él.
John Lennon dijo una vez: «La vida es aquello que pasa mientras estás ocupado haciendo otros planes». Pues, hace un tiempo vi una interesante imágen que compartiré con ustedes aquí:
«La vida es aquello que pasa mientras estás viendo el celular.» Esto, sin duda, es muy cierto. Nos hemos dejado consumir por nuestros smartphones y pasamos de dejar que ellos giren alrededor de nosotros, a nosotros girar alrededor de ellos. Muriendo porque ese bombillito LED prenda para ver que notificaciones nuevas tenemos, todo mientras ignoramos a los que tenemos cerca y presentes allí en ese momento.
Si bien es cierto que nuestros smartphones nos ayudan a mantenernos cerca de aquellos que están lejos de nosotros, también es cierto que el uso excesivo que le estamos dando a estos ha llevado a que nos alejemos de quien tenemos cerca para acercarnos a quien está disponible para chatear; ya ni siquiera es necesario que viva en otro país. Es tanto así que he visto personas chateando entre ellas estando en la misma habitación. ¿Cual es el punto de salir a compartir? Quédese en su casa.
También hemos dejado de hacer cosas que antes eran normales y las hemos reemplazado por alguna aplicación en el móvil. Por ejemplo, hacer una llamada. Ya casi nadie llama para saber de otra persona, simplemente envían un mensaje y eso no está mal, pero no siempre un mensaje es la mejor opción. Puedo contar la cantidad de personas que me llamaron para mi cumpleaños, pero imposible decir cuantos mensajes por WhatsApp o Facebook.
Ya ni las personas cercanas a ti, como familiares y amigos cercanos, recurren a la antigua para felicitar. Y ni hablar de las personas que te felicitan en Facebook, pero tienen años que no te dicen ni «hola».
Este es el tipo de educación que se le está dando a las futuras generaciones. Mientras puedas hacerlo con un smartphone, no necesitas nada más. Los niños de ahora no saben que es caerse y pelarse la rodilla porque están muy ocupados pidiendo a sus padres que les compren el último BlackBerry, el nuevo iPhone o lo último de Samsung.
No quiero abordar mucho el tema porque me hierve la sangre, pero lo más peligroso de esto es que queremos usar nuestro móvil hasta cuando no podemos; manejando NO se usa un celular. Tantos tapones, accidentes y muertes por personas que no tuvieron la consciencia suficiente de pensar «Oye, estoy poniendo en peligro mi vida y la de otros». Entiendo que somos lo suficientemente egoístas para no preocuparnos por los demás, pero cuando empezamos a no preocuparnos por nosotros hay un serio problema.
Somos culpables y creadores de nuestro destino. Si un día Terminator se vuelve una historia real, somos los únicos causantes y totalmente merecedores de dicha suerte. La tecnología es una magnífica herramienta, pero el uso que se le está dando a los smartphones en la mayoría de los casos no es el correcto. Vamos todos a reflexionar y fijarnos si somos de los que ponen móvil antes que su vida.